sábado, 2 de junio de 2012

Mitos de la Pobreza


Mitos de la Pobreza


1.      La pobreza se debe a que lamentablemente el Perú  es un país pobre
El Perú no es un país pobre, tiene una ingente cantidad de recursos naturales. Tiene 73 millones de hectáreas de bosques tropicales, somos el segundo en América Latina y cuarto a nivel mundial. Posee el 25 mil de especies de flora (10 % del total mundial),  El Perú es uno de los 10 países con mayor riqueza minera en el mundo. Posee 16% de las reservas de minerales conocidos (15% de cobre, 7% de zinc). Perú ocupa el tercer lugar en potencial hidroeléctrico en América Latina, merced a unas reservas de 60 000 megavatios (mw).  Se conocen 462 especies de mamíferos (11.43 % del total mundial), 1 815 especies de aves (18.6 % del total mundial), 395 especies de reptiles (5.5 % del total mundial), 403 especies de anfibios, cerca de 1 200 especies de peces marinos y  800 especies de peces de aguas continentales. Se han registrado 4 000 especies de mariposas (1° en el mundo). El mar peruano, es una de las siete cuencas pesqueras marinas del mundo, y los ríos que nacen en nuestro país son el hogar de más de 2 000 especies de peces clasificados (1º en el mundo), cifra superior a las que viven en todo el océano Atlántico. En las costas peruanas habitan 32 especies de cetáceos y cerca de 400 especies de mariscos. Y en las islas de nuestro litoral, existe la mayor población de aves marinas del planeta, que se cuentan por millones. Lo que sucede es nuestros recursos naturales son explotados por empresas transnacionales, quienes de benefician con nuestras riquezas. Además esta  no está distribuida de manera equitativa.
El Estado no emplea sus recursos para  priorizar las necesidades fundamentales de los más pobres, asegurando,  por ejemplo, que la atención en salud o los documentos de identidad sean  gratuitos. El canon minero o petrolero podrían servir para que Cajamarca o Loreto, respectivamente, solucionaran los problemas de analfabetismo o  desnutrición de sus habitantes, pero está prohibido destinar el dinero  para ello, debiendo realizarse solamente gastos de infraestructura.
2.      En el Perú hay pobreza porque su recaudación es baja
Buena parte de la actividad económica no genera tributos adecuados, a veces por una legislación favorable, como convenios de estabilidad o exoneraciones tributarias, pero también debido a la informalidad: un propietario de 
100 taxis obtendrá, por el alquiler, más de 5,000 soles diarios, y no  pagará un sol en impuestos. La evasión tributaria, además, no sólo está  vinculada a actividades informales: a pesar de la prosperidad de Máncora, las boletas o facturas son casi desconocidas y la SUNAT brilla  por su ausencia. 
3.      Los culpables de la pobreza son los propios pobres, señalando que se trata de personas ociosas y conformistas… y que quien persevera puede triunfar. Cualquiera que se  acerque al mundo de los pobres advertirá los factores que bloquean sus  posibilidades: olvido de los gobernantes, la geografía, el idioma, la indocumentación, el racismo,  el machismo y muchas más. Además, el mecanismo que durante décadas  permitió enfrentar estas barreras, la educación pública, se ha  deteriorado mucho en los últimos años. Estos problemas estructurales no  son culpa de los pobres y es más bien responsabilidad del Estado afrontarlos. 

4.      Para combatir la  pobreza, un gobierno deberá limitarse a estimular la inversión privada. 
Los problemas estructurales no los van a solucionar los empresarios, y  tampoco es su función, sino del Estado. Además, desde las  agroexportadoras de Trujillo hasta los emporios textiles de Gamarra,  cuando la inversión privada implica explotar a las personas más  vulnerables, no sólo no produce prosperidad, sino mayor desigualdad, más  frustración y violencia. Es por ello fundamental un Estado que garantice  el pleno cumplimiento de los derechos laborales en la actividad privada,  incluyendo a las trabajadoras del hogar. 

5.      “Ellos no sufren, están acostumbrados.” 
Esa percepción está muy extendida: que el pobre está acostumbrado al  sufrimiento: puede sufrir por un huayco, una inundación o un incendio  pavoroso como el de Mesa Redonda, sus hijos pueden morir de frío o de  una enfermedad curable… y ellos no sufrirían tanto como otras personas,  porque no tienen la misma sensibilidad. Un ejemplo más cercano de esta  mentalidad es el trato desconsiderado que muchas familias dan a las  trabajadoras del hogar considerándolas seres que pueden trabajar sin  horario, sometidas a múltiples privaciones. 

En realidad, este mito sirve para tranquilizar a quienes verdaderamente  se han acostumbrado a la pobreza (los que no son pobres), permitiéndoles  continuar su vida sin sentirse interpelados. En algunos casos,  inclusive, se intenta crear una visión romántica e idílica respecto a la  lacerante pobreza rural, percibiéndola como una vida sencilla y feliz,  alejada de las preocupaciones materiales… como aparece en la publicidad  de Claro y Altomayo. 

6.      La pobreza desaparece cuando hay crecimiento económico
Es fundamental hacer todo lo posible para que la economía crezca. Pero en América Latina que es muy desigual ello no se revierte automáticamente en mejora de la pobreza. En los tres años anteriores mientras crecía fuerte el Producto Bruto regional (4.7_), seguían aumentando la desnutrición, la mortalidad materna, y la deserción escolar. El crecimiento es una condición imprescindible pero no suficiente, debe haber políticas que garanticen alimentación, educación, y salud, y abran oportunidades reales de trabajo.
7.      La pobreza es un problema importante, pero hay otros
La pobreza debería ser lo primero, porque no es neutra, mata y enferma. Mueren en la región 23.000 madres por año al dar a luz, y 30 niños de cada 1000 no llegan a los 5 años por ella. La pobreza tiene una característica: sus efectos destructivos no son reversibles después.
8.      La pobreza es un tema económico
Para los pobres es mucho más. Cuando se les pregunta en las encuestas que es lo que más les duele de la pobreza, contestan que “la mirada de desprecio” de los demás. Sienten que por ser pobres son percibidos como subpersonas, inferiores, y con frecuencia tratados como tales. Ser pobre en sociedades como muchas de las latinoamericanas, no es un mero status económico desfavorecido, es un “estigma”. Funcionan discriminaciones activas, desde cruzar a la vereda de enfrente ante un pobre, hasta las marcadas segregaciones residenciales.
9.      La culpa de la pobreza la tienen los pobres
Con frecuencia se escucha: “sino fueran indolentes no serían pobres”, “mientras nosotros nos esforzamos ellos se alcoholizan”, “no les interesa ir a la escuela”. Los razonamientos son insostenibles. Hay 190 millones de pobres en América Latina, una de cada tres personas. Obviamente que no es una elección personal, detrás de esta enorme cifra, hay malas políticas, y falta de solidaridad, que los arrojaron en la pobreza. Así lo dicen todos los estudios existentes. Echarles la culpa es una racionalización para no enfrentar las causas reales.
10.  La pobreza es una maldición ancestral. Siempre habrá pobres
En Noruega, Finlandia, y Suecia no los hay. Hubo para ello políticas activas creadoras de derechos para todos, inclusión, e igualdad. En la Biblia los profetas de Israel pioneros de la justicia social, dicen al pueblo: “no habrá pobres entre vosotros”. Están diciendo, la divinidad ha entregado un universo infinitamente rico, que no haya pobres, depende de Uds., de cómo organicen su sociedad.
Frente a la crisis que amenaza aumentar fuertemente la pobreza en la región, urge terminar con los mitos, y las excusas, y hacer con sono el discurso con la acción.




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